
Historia de la cofradía
El actual paso de la Sagrada Cena de Cáceres surge del deseo de un grupo de cofrades de Cáceres que, en la década de los noventa del siglo XX, lucharon por dotar a la Semana Santa de la ciudad de dicho conjunto procesional, algo que ya habían intentado en los años cincuenta los miembros de la extinta Comisión Pro-Semana Santa, entre los que se encontraban Jesús Asunción y Juan Pablos Abril. Esta comisión no consiguió los resultados deseados ni contó con los apoyos necesarios por parte de las cofradías ya establecidas en la ciudad. Y tampoco obtuvo el apoyo, solicitado en los años 1957-58, de la Adoración Nocturna, presidida entonces por Marcial Higuero Cotrina. Debido a ello, esa idea fue cayendo poco a poco en el olvido.
Antonio Rubio Rojas –testigo de ese intento fallido y siempre anhelante de que Cáceres contara con un paso comparable al que había visto en su infancia en Sevilla– visita Valladolid en su juventud, un 17 de julio de 1961, y conoce el paso de la Sagrada Cena de dicha ciudad, lo cual hace que vengan a su memoria recuerdos de aquel proyecto no conseguido. El paso se seguía gestando. En 1990, Antonio Rubio es pregonero de la Semana Santa de Cáceres y en su alocución se refiere al malogrado proyecto. Concluido dicho pregón y en un ambiente de tertulia cofrade, D. Felipe Fernández Peña, delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, se entusiasma con la idea y le anima a que aborde dicho proyecto, el cual, dada su complejidad, tendría que ser asumido por fases, máxime cuando se pretendía que fuese un conjunto escultórico que estuviera a la altura artística del momento representado y de una Semana Santa que aspiraba a ser declarada de interés turístico regional. No cabían, pues, ni prisas ni improvisaciones.
Fue en 1993, momento de primeras gestiones, cuando Antonio Rubio comenta su anhelo y los trámites realizados a Serafín Martín Nieto, quien, por su faceta investigadora, era un habitual en el archivo municipal de Cáceres en el que Antonio trabajaba. De ese modo, Serafín pronto se ilusiona también con ese proyecto y se suma a la difícil empresa que estaba naciendo: el tándem estaba formado. Tras algunas reuniones y para mejor encauzar la viabilidad del proyecto, se termina optando por la creación de una comisión que trabaje para convertirlo en realidad. Por fin, en la tarde-noche del 20 de diciembre de 1993, con la asistencia del Rvdo. Sr. D. Felipe Fernández Peña –entonces delegado diocesano de Hermandades y Cofradías–, de Antonio Rubio Rojas, de Serafín Martín Nieto, de Juan Antonio Fajardo Fernández y de Mariano Bernáldez Gómez-Caro, queda formalmente constituida la Comisión Pro-Paso Sagrada Cena. Una comisión que se pone rápidamente manos a la obra para buscar al imaginero que dé forma concreta al deseo que se gestaba en la mente y en la ilusión de los miembros de la comisión, a la que se fue sumando el apoyo de numerosas personas e instituciones públicas y privadas.
Se tenían claros algunos parámetros, como evitar, en lo posible, la creación de una nueva cofradía, por lo que se decidió ofrecer el paso para su culto y procesión a una de las históricas de la ciudad. También, como ya se ha citado, procurar la calidad artística que debían tener las imágenes del conjunto escultórico y la búsqueda de la novedad en la disposición de la escena, alejándola de las iconografías clásicas. Como ya se ha indicado más arriba, se acordó abordar el proyecto por fases, pues de una sola vez resultaría inasequible para la comisión. Además, junto a la imagen principal del Señor, era necesario realizar las andas donde pudiera procesionar, adquirir los enseres necesarios y encontrar el templo en el que darle culto. Comenzaba, pues, una ardua tarea.
Después de varias entrevistas en la primavera de 1993 con el artista extremeño Juan de Ávalos por la amistad que Antonio Rubio mantenía con él, pues eran compañeros de la Real Academia de la Historia, y de comprobar que el presupuesto ofrecido por este escultor resultaba inasumible económicamente, el 5 de marzo de 1994 los miembros de la comisión Antonio Rubio, Serafín Martín, Mercedes Muriel y Carmen Montero, viajan a Sevilla para tratar, sin resultados, con diferentes imagineros. Por iniciativa de Serafín Martín, se contacta con el imaginero Antonio J. Dubé de Luque, quien los recibe en su estudio. Tras varios días esbozando cómo podría ser el futuro paso de la Sagrada Cena, por fin, el 7 de mayo se contrata la hechura del Señor de la Eucaristía, formalizándose además el compromiso de contrato con dicho imaginero para realizar las restantes figuras que conformarían este paso de Misterio.
El proyecto se ofrece a determinadas cofradías históricas de la ciudad, pero será la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Misericordia la que acoja de manera generosa el paso y el entonces párroco de Santiago, D. Pedro Tovar Domínguez, quien ofrezca su cálida bienvenida a los miembros de la comisión y propicie que la imagen del Señor de la Eucaristía reciba culto durante todo el año en el bajo coro de la parroquia, lugar donde permanece en la actualidad.
La imagen del Señor de la Eucaristía fue bendecida por D. Ciriaco Benavente Mateos, obispo de Coria-Cáceres, el 10 de marzo de 1995, en la parroquia de Santiago, durante la celebración de una solemne eucaristía en la que concelebraron el vicario general de la diócesis, D. Ceferino Martín Calvarro, D. Felipe Fernández Peña, D. Fausto Iglesias Casado, D. Pedro Tovar Domínguez y D. José Reveriego Pedrazo. Cantó el Orfeón de Cáceres con el acompañamiento al órgano de Antonio Luis Suárez Moreno. Su primera salida procesional tuvo lugar en la tarde-noche del 9 de abril de 1995, Domingo de Ramos, junto a la imagen de Nuestra Señora de la Misericordia, en la procesión que organiza la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. También procesionó el Domingo de Ramos del año siguiente, 31 de marzo de 1996.
La comisión estaba formada en aquellos momentos por D. Felipe Fernández Peña, como presidente; Serafín Martín Nieto, como secretario; José Luengo Solís, tesorero; y como vocales Antonio Fajardo Fernández, Mariano Bernáldez Gómez-Caro, Juan Ramón Marchena Pérez, Santos Benítez Floriano, Manuel Rey Corrales, Antonio Rubio Rojas, José María Parra Talavero, Mercedes Muriel Tapia, María del Carmen Montero Rosado, Celia Martín Vegas, Isabel Palomino Palomino, Pilar Sánchez Pérez, Luis Miguel Rubio González, Fernando Montes Macías y Javier Sellers Bermejo.
El paso de la Sagrada Cena iba ilusionando al conjunto de los cacereños y a sus instituciones, quienes cada vez más mostraban su apoyo para que el paso fuese una realidad lo antes posible. Ello hace que la comisión se percate de la necesidad de fundar una cofradía en torno a la imagen del Señor de la Eucaristía. De ese modo, se acuerda la disolución de la Comisión Pro-Paso Sagrada Cena en una reunión mantenida el 25 de abril de 1996 con la mencionada cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con el párroco de Santiago, D. Pedro Tovar Domínguez, y con la Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradías de Coria-Cáceres. Y, consecuentemente, se llega también en esa reunión al acuerdo de delegar en una comisión gestora que, formada por D. Felipe Fernández Peña, por Antonio Rubio Rojas y por Serafín Martín Nieto, comenzará a dar los primeros pasos para la fundación de la nueva hermandad, como son la presentación de la documentación pertinente en el obispado y la redacción de las ordenanzas por las que se habría de regir la hermandad en lo sucesivo.
Así, el 23 de mayo de 1996, D. Ciriaco Benavente Mateos, obispo de Coria-Cáceres, erige canónicamente la Cofradía de la Sagrada Cena, con sede en la parroquia de Santiago el Mayor, aprobando "ad experimentum" sus ordenanzas fundacionales, las cuales se elevarán a definitivas el 18 de marzo de 1999. El 27 de mayo de 1996, se celebra, en el salón de actos de la Escuela de Magisterio de Cáceres, una asamblea constituyente en la que se presenta ante los 332 cofrades que habían solicitado su ingreso en la hermandad, y que son considerados como cofrades fundadores, la primera junta directiva, formada por los siguientes miembros: D. Pedro Tovar Rodríguez, como director espiritual; D. Felipe Fernández Peña, como hermano mayor de honor; Serafín Martín Nieto, mayordomo; Manuel Rey Corrales, vicemayordomo; Antonio Rubio Rojas, hermano mayor; José Antonio Romero Macarrilla, secretario; Francisco Javier Sellers Bermejo, tesorero; María del Carmen Montero Rosado, vicesecretaria; Mercedes Muriel Tapia, vicetesorera; y diputados: Victoria Corchado Muriel, Álvaro Madera Solana, Miguel Ángel Morán Bermejo y Juan Manuel Cabrera Rodríguez.
La primera salida procesional como cofradía tiene lugar el 6 de junio de 1996, durante los cultos al Señor de la Eucaristía, y la primera imposición de medallas, el 28 de octubre de ese mismo año. Para la Semana Santa, se decide un cambio de jornada a la mañana del Jueves Santo, de modo que el 27 de marzo de 1997 se realiza el primer desfile penitencial como cofradía. Ello, sin duda, supuso un trabajo ímprobo para la recién estrenada junta de gobierno, que tuvo que dotar a la cofradía de los enseres y de la infraestructura necesarios para poder realizar el desfile con la dignidad con la que se hizo.
No menos trabajo requirió conseguir que la cofradía fuera creciendo a lo largo de los años. Por un lado, con la adquisición paulatina de imágenes y patrimonio, algo que fue posible gracias a numerosas donaciones y a las iniciativas que, desde que se contrató la hechura de la imagen del Señor de la Eucaristía, la junta directiva puso en marcha para sufragarlo: excursiones, mesas de ofrendas, rifas, pases de modelos, conciertos, espectáculos, loterías... Por otro lado, con el aumento de la vida de hermandad a través de la creación de diferentes secciones, como la banda de cornetas y tambores, la escuela de saetas, la coral o la asociación deportiva; y del fomento de diversos cultos y actividades culturales, como las exposiciones de fotografías. La cofradía, desde los primeros instantes, experimentó un auge constante.
El 19 de abril de 1997, el escultor Dubé de Luque comunica a la junta de gobierno su deseo de regalar a la cofradía el trabajo de realización de una imagen de la Virgen, que empezaría a esculpir cuando terminase la Semana Santa de 1998. La hermandad solo debería abonar los gastos correspondientes a la madera. De ese modo, el 3 de octubre de 1998 se bendice la imagen de la que iba a ser la Madre del Señor de la Eucaristía, Nuestra Señora del Sagrario, en una solemne celebración presidida por D. Ciriaco Benavente, obispo de Coria-Cáceres. En ella, tuvo lugar la coronación litúrgica de la imagen ante un templo abarrotado de fieles que no quisieron perderse el momento, así como el nombramiento del imaginero sevillano como hermano de honor de la cofradía. Los primeros cultos a esta sagrada imagen se celebraron en diciembre de ese mismo año y su primera salida procesional tuvo lugar en la mañana del Jueves Santo de 1999, año en el que se formalizó, el 26 de marzo, el acto de hermanamiento con la Hermandad de los Alabarderos de Malpartida de Cáceres.
El 14 de junio de 2003 se bendice la casa de hermandad de la cofradía, ubicada en un edificio del siglo XVIII de la plaza de Santiago, adquirido en el año 2000 y reformado en su totalidad para adaptarlo a los nuevos usos que se le dan bajo la dirección del arquitecto cacereño Francisco Javier Rubio Muriel.
En 2004, la cofradía queda constituida como sacramental, hecho que ocasiona su salida de la Unión de Cofradías Penitenciales de Cáceres. Será por decreto de 18 de noviembre de dicho año cuando el obispado apruebe la denominación de Sacramental-Eucarística para la hermandad, dado que nuestro fin es fomentar la devoción a la Eucaristía.
En 2005 se concluye el largo trabajo de adquisición de las imágenes del apostolado con la incorporación al paso de la imagen de Judas Iscariote.
Otro hecho importante lo constituye la bendición, el 14 de marzo de 2009, del Cordero Pascual, con el que se completó la imaginería del paso de la Sagrada Cena tras dieciséis años de intenso trabajo. Una celebración presidida por D. Francisco Cerro Chaves, obispo de Coria-Cáceres, en la que participó la banda sinfónica de la Diputación Provincial de Cáceres, que estrenó la marcha "Sagrada Cena de Cáceres", compuesta por Miguel del Barco Gallego, nombrado hermano de honor en el transcurso de dicha celebración. El 30 de junio de 2009 se celebraron las primeras elecciones en la cofradía. La candidatura de Serafín Martín Nieto fue la única presentada, por lo que quedó reelegido como mayordomo. Finalmente, ese año empezaron a ser una realidad las vitrinas del segundo piso de la casa de hermandad con la instalación de la primera, destinada a albergar la cruz de guía de la hermandad.
Del 9 al 11 de octubre de 2010, nuestra cofradía organizó el XI Encuentro Nacional de Cofradías de la Sagrada Cena, en el que participaron casi ciento setenta congresistas venidos de diversas ciudades españolas. El programa de las jornadas, muy completo, incluyó conciertos, conferencias, excursiones y tres eucaristías. Además, destacó la presencia de la reliquia del mantel de la Última Cena, trasladado desde la catedral de Coria para su veneración en la misa solemne de clausura.
El año 2011 va a suponer un duro golpe para la historia de nuestra hermandad, pues durante el mismo fallecen dos pilares básicos de la realización del paso de la Sagrada Cena y de la fundación de la cofradía a la que se entregaron en cuerpo y alma: Antonio Rubio Rojas (+ 5 de febrero de 2011) y Mercedes Muriel Tapia (+30 de noviembre).
Especial importancia se le ha dado siempre a los miembros más jóvenes de nuestra cofradía. Por ello, la junta directiva consideró oportuno tener un paso procesional para ellos, de modo que se fomentara su participación en el Jueves Santo y, a partir de ahí, en toda la vida espiritual de la hermandad. Así, el 24 de septiembre de 2011, se firma con Antonio Dubé Herdugo el contrato por el que se le encarga la realización de la imagen del Triunfo de la Eucaristía según el boceto presentado por este imaginero a la junta de gobierno el 11 de agosto de ese mismo año. La nueva imagen será bendecida el 21 de marzo de 2013 por D. Francisco Javier Romero Rodríguez, entonces vicario parroquial de Santiago, hecho que supuso el impulso definitivo para la consolidación de nuestro grupo joven. La imagen procesionó el Jueves Santo de ese año portada por cuarenta y dos adolescentes en unas andas que se han ido completando con el tiempo y a las que actualmente se dan varios usos. En junio de 2019 se estrena la primera fase de los frontales realizados en metal repujado en la procesión del Señor de la Eucaristía; en el mes de octubre de ese mismo año, en la procesión con la imagen de san Judas Tadeo, se completa la orfebrería de las andas y el Jueves Santo de 2022, en la procesión del Triunfo de la Eucaristía, se estrenan los varales que se emplean actualmente.
Al hilo de la mención al grupo joven de la hermandad, hay que señalar que su andadura comenzó de manera oficial el 3 de mayo de 2000 con la recuperación para nuestra ciudad de la fiesta de la Cruz de Mayo. Desde entonces, este grupo no ha dejado de colaborar en los quehaceres de la hermandad y ha organizado sus propias actividades: procesiones con la Cruz de Mayo, convivencias, conciertos de Semana Santa y de Navidad, salutaciones a Nuestra Señora del Sagrario, excursiones, operaciones kilo y de recogida de juguetes... Pero, sin duda, para ellos lo más importante ha sido, como queda dicho, la llegada de la imagen del Triunfo de la Eucaristía, que les ha dado su propio espacio dentro de nuestra hermandad.
Volviendo a la cronología de la vida de la hermandad, hay que destacar que en diciembre de 2019 se producen las terceras elecciones de la historia de nuestra cofradía, en las que resulta elegido el actual mayordomo, Ricardo Fernández Hernández.
Difíciles fueron los años de pandemia para las cofradías; sin duda, 2020 fue un año muy especial, pues fue el del inicio del COVID-19. Sin embargo, con anterioridad, la junta de gobierno había decidido afrontar la realización de la orfebrería del paso de Nuestra Señora del Sagrario, para lo cual se encargó al taller Orfebrería Andaluza la peana procesional, que se estrenó, junto con algunas piezas de la candelería, en el triduo de ese mismo año. Mientras se mantuvo el periodo de cese total de las actividades no esenciales decretado por las autoridades civiles, la directiva de la cofradía siguió intentando mantener, siquiera fuera de forma virtual, sus principales actividades. Lo que se pretendió en todo momento fue estar en contacto constante con los hermanos y hermanas; por eso se apostó por renovar y actualizar todo lo relacionado con las redes sociales y desarrollar iniciativas que nos mantuviesen unidos a ellos.
Gracias también a las modernas tecnologías de la comunicación, el mayordomo pudo recibir, en el mes de abril, el arreglo para banda, realizado por el profesor de música D. Juan Antonio Rodríguez García, de la marcha procesional "Sagrario de Dios", dedicada a nuestra imagen titular y compuesta por el sacerdote D. Cesáreo Bermudo. Igualmente, el mismo profesor compuso el himno a san Judas Tadeo, estrenado en la novena de ese año.
En todo momento, la junta de gobierno intentó afrontar las duras condiciones del año 2020 con ánimo, y a menudo con no poca imaginación, para conseguir que su dinámica cotidiana, sus cultos, sus actuaciones de caridad y el contacto con el mundo cofrade cacereño se mantuvieran a pesar de las muchas dificultades que hubo que afrontar.
El año 2021, segundo de la pandemia, salvo por lo que se refiere a la realización de procesiones, no conllevó ninguna alteración en la vida cotidiana de la hermandad, que supo adaptarse a la situación y siguió celebrando cultos, participando en actividades religiosas y sociales, acometiendo proyectos, colaborando con la Iglesia y con los más necesitados y reuniéndose en juntas de gobierno y cabildos de hermanos. En Semana Santa, se colaboró, junto con la comunidad del Camino Neocatecumenal de la parroquia de Santiago, en la celebración de los oficios de lecturas y laudes que se desarrollaron en el templo de Santiago durante las mañanas del Triduo Sacro. Y, para dar más relevancia a esos cultos y a los Santos Oficios de las tardes, la cofradía preparó el monumento al Santísimo y adornó los pasos de la Sagrada Cena y de Nuestra Señora del Sagrario de forma similar a como desfilan tradicionalmente. De ese modo, durante los días fundamentales de la Semana Santa, cofrades, fieles y visitantes pudieron, en horario de mañana y de tarde, venerar a nuestros titulares con el mismo fervor, si no más, que los acompaña en su recorrido por la ciudad de Cáceres en la mañana del Jueves Santo.
Ese mismo año se conmemoró el vigésimo quinto aniversario de la fundación de la cofradía, pero dado el mantenimiento de las restricciones de movilidad y contacto social, la junta de gobierno optó por la responsabilidad y la cordura. De ese modo, los actos se limitaron a la celebración, el domingo 23 de mayo, de una solemne eucaristía de acción de gracias presidida por nuestro párroco y director espiritual, D. Javier Romero Rodríguez. Nos acompañaron numerosas autoridades de la ciudad y los representantes de casi todas las cofradías. La cofradía hermana de Nuestro Padre Jesús Nazareno tuvo el hermoso detalle de regalarnos un cuadro que desde entonces ocupa un lugar privilegiado en nuestra casa de hermandad, así como una toalla para el paso de la Sagrada Cena que se estrenó en la procesión del Jueves Santo de 2022.
Ese 2022 fue el año en el que regresaron las procesiones. Destacada fue la del Jueves Santo, primera tras la pandemia, que resultó muy emotiva y a la que asistió un gran número de cofrades. Igualmente reseñable fue la presencia de hermanos de carga de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que portaron su propia túnica, algo que fue fruto del acuerdo de colaboración entre las juntas de gobierno de las dos cofradías por el temor de que las restricciones todavía en vigor –como la obligatoriedad del uso de mascarilla para cargar los pasos– pudieran ocasionar un descenso en el número de asistentes. Igualmente, hay que decir que hermanos de carga de la Sagrada Cena asistieron a su procesión de la madrugada del Viernes Santo.
El 29 de enero de ese año se firmó el contrato de ejecución de los nuevos frontales de las andas de Nuestra Señora del Sagrario, cuyo diseño y ejecución han corrido a cargo del prestigioso taller Orfebrería Andaluza, salvo la iconografía, que, junto a la de la peana y a las andas del Triunfo de la Eucaristía, ha sido ideada por el mayordomo de la cofradía. Fueron estrenados en su conjunto el 5 de octubre de 2024 en la procesión magna mariana celebrada con motivo del centenario de la coronación canónica de Nuestra Señora de la Montaña.
En cuanto al ámbito de la conservación, se han asumido dos importantes proyectos como son las restauraciones integrales de las imágenes de san Judas Tadeo y de Nuestra Señora del Sagrario, llevadas a cabo por Antonio Dubé Herdugo en 2021 y 2023, respectivamente.
El 2023 trajo importantes novedades. Así, el triduo al Señor de la Eucaristía, que en años anteriores se venía celebrando de forma que terminara el jueves que hace ya bastante tiempo conmemoraba la fiesta solemne del Corpus Christi, se trasladó de fechas para que concluyera el sábado previo al domingo en el que litúrgicamente se conmemora en la actualidad esta señalada festividad sacramental. Se celebró además el vigésimo quinto aniversario de la bendición de la imagen de Nuestra Señora del Sagrario. Para tal efeméride, se desarrollaron varios actos relacionados con el día de su bendición, como una jornada cultural dedicada a la figura del imaginero Antonio Joaquín Dubé de Luque en la que Manuel Bas Lozano, doctor en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla, presentó una ponencia que versó sobre la figura de este insigne escultor, a la que siguió una distendida mesa redonda en la que Antonio Jesús Dubé Herdugo, su hijo, y Alfonso Avedillo González, discípulo del imaginero, hablaron sobre la forma de trabajar en el taller de Dubé de Luque; un concierto en el templo de Santiago ofrecido por el coro de la Universidad de Extremadura, que interpretó un repertorio compuesto por piezas con temática mariana; y, como colofón, se ofició en la iglesia de Santiago, el 7 de octubre, una solemne eucaristía de acción de gracias presidida por D. Javier Romero Rodríguez.
En febrero de 2024, el obispo D. Jesús Pulido Arriero decreta la aprobación de los nuevos estatutos de la cofradía, que se han renovado por completo al encontrarse obsoletos los anteriores y necesitar de ajustes para concordar con el estatuto marco de cofradías y hermandades de la diócesis. Esos estatutos, además, se han elevado, en julio de 2025, a escritura pública en el Registro de Entidades Religiosas del estado. Igualmente, dentro de esa renovación, se ha dotado a la cofradía del reglamento de régimen interno del que carecía, que fue aprobado por un cabildo extraordinario de hermanos el 20 de diciembre de 2023.
En diciembre de 2024 se vivieron las cuartas elecciones en la cofradía, en las que resultó reelegido como mayordomo Ricardo Fernández Hernández. Y en 2025 se vivió otro de los hitos que marcarán la historia de nuestra hermandad, pues con motivo del trigésimo aniversario de la bendición de la imagen del Señor de la Eucaristía, la junta de gobierno solicitó al vicario general de la diócesis permiso para preparar el altar que todos los años se levanta en la Plaza Mayor para la bendición con el Santísimo Sacramento y para colocar en él la imagen de nuestro titular. Un altar en el que trabajó con ahínco el grupo de colaboradores más estrecho de la cofradía y que, por su belleza, generó las sinceras felicitaciones de la autoridad eclesiástica y de los muchos fieles que lo contemplaron.
En definitiva, puede verse que la cofradía, después de haber cerrado su etapa fundacional en diciembre de 2019 con la elección del nuevo y actual mayordomo y tras superar los años de la pandemia, se dispone a mirar hacia el futuro afrontando los nuevos retos que le plantea la sociedad de este siglo XXI y aumentando su presencia pública. En la actualidad, la cofradía disfruta de uno de los momentos más florecientes de su historia en cuanto a número y participación de hermanos y hermanas, y vive una etapa de reapertura y de reintegración en el ámbito parroquial y diocesano y en la vida cofrade de nuestra ciudad. Y todo ello sin descuidar en ningún momento el anhelo de seguir aumentando nuestro patrimonio con las miras puestas en nuevos proyectos, en especial la culminación del paso de Nuestra Señora del Sagrario y el acrecentamiento paulatino del ajuar de las imágenes, pero siempre teniendo como primer objetivo la dimensión evangelizadora y la acción parroquial y catequética.
